por Felipe Sangiorgi. Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana. 1999–2002.
El movimiento guitarrístico venezolano ha destacado como uno de los más sólidos de Latinoamérica y el mundo. La presencia a nivel internacional de intérpretes como Alirio Díaz, Rodrigo Riera y Rómulo Lazarde, así como de un compositor de la talla de Antonio Lauro, es un reflejo claro de la solidez y amplitud del quehacer guitarrístico en este país. Aunque en repetidas oportunidades se ha considerado a Raúl Borges como el padre de la guitarra en Venezuela, la historia del instrumento se remonta a los tiempos de la conquista. En Borges se encuentra la culminación de un largo proceso histórico y el inicio de otro, el movimiento del s. XX. La historia de la guitarra en Venezuela se inicia con la llegada de los españoles, quienes sin lugar a dudas trajeron consigo sus instrumentos de cuerdas, entre los que ?gura principalmente la vihuela de mano. El primer documento histórico que se ha encontrado sobre la llegada de este instrumento a Venezuela data de 1529. Re?ere la llegada de quince vihuelas a Nueva Cádiz de Cubagua, la primera ciudad del país, con el precio de un peso y tres reales cada una. Estos instrumentos fueron traídos a América por los comerciantes italianos Scipion Pechi, Juan Antonio Piccolomino y Luis Lampignan. Éstos no fueron los únicos instrumentos que llegaron. La vihuela, así como otros instrumentos de cuerdas, se fue arraigando poco a poco, y a medida que se forjaba la identidad social, étnica y cultural del pueblo venezolano, el instrumento se transformaba adaptándose a las nuevas necesidades, a las nuevas músicas. Estas transformaciones se palpan con bastante claridad en el cuatro venezolano, el instrumento popular más difundido en todo el territorio nacional, que mantiene la afinación de la vihuela de cuatro órdenes, con la única diferencia de que la prima se encuentra a una octava inferior. Asimismo puede mencionarse el seis tocuyano, que guarda la misma a?nación y tamaño que la vihuela de mano.
Al margen de los problemas organológicos, históricos y onomásticos planteados sobre la evolución de la vihuela y la aparición de la guitarra en España hacia finales del s. XVI, bien se puede afirmar que ambos instrumentos se van extendiendo y popularizando a lo largo de todo el país a medida que los españoles van conquistando nuevas tierras y fundando nuevas ciudades. Aunque en líneas generales no se tomaban en cuenta estos instrumentos para la redacción de los testamentos durante el s. XVII, se encuentran algunos ejemplos que dan fe de este hecho: en 1602 figura “una guitarra que dicen está empeñada”, de Francisco Marín; en 1608 aparecen “una bandurria y una guitarra” del sacerdote Bartolomé de la Canal Mejía; en 1620 “un laúd descordado” y “un laúd bueno” de Manuel de Cifuentes; en 1651 se señalan “dos guitarras, una grande, otra pequeña” de Manuel Femández; en 1667, “una bigüela de cinco cuerdas» del presbítero Gregorio de Amalte, y en 1696 “una guitarra pequeña” de Isabel María de la Llana. También se sabe que en 1625 se encuentra en El Tocuyo Luis de Ventura de Villegas, quien tocó la vihuela en el baile de la fiesta de matrimonio de una hermana del capitán Luis de Alvarado.
En el s. XVIII los hechos se suceden en forma similar al siglo anterior. En 1704 ?gura en el testamento de Juan de Ascanio “una guitarra grande portuguesa embutida de marfil y ébano avaluada en 160 rea1es”; en 1738 se menciona “una biguela de buen tamaño” perteneciente a Sebastian Curbelo, en La Guaira; en 1756, “una vihuela pequeña, remendada pero bien tratada”; en 1759 aparece “un cinco con la caja y fondo de madera negra y su tapa de pino, de una vara y sexta de largo y el brazo per?lado de hueso”, de Martín Ramón Istúriz; en 1765 se menciona “un cinco grande y nuevo”; en 1766, “un cinco de una vara poco más o menos, bueno”, de José Pablo Arenas; en 1773, “una bandurria muy vieja”, de José Antonio Aponte; en 1776, “una guitarra” del presbítero Simón Marciano Malpica; en 1788, “una guitarra usada” de Juan González Badillo y también “una guitarra” y “una guitarrilla”, de José de Ibarra; finalmente, en 1792 figuran “dos guitarras pequeñas, una nueva”, de Juan Antonio Zoilo.
Durante los ss. XVI, XVII y XVIII, la vihuela y posteriormente la guitarra fueron instrumentos protagonistas de música profana, esenciales para el acompañamiento de danzas y canciones, así como pilares fundamentales en la consolidación de la música popular y folclórica. Los instrumentos empezaron a fabricarse en el país y, al igual que en Europa, sufrieron modificaciones en cuanto a la forma, el tamaño y el número de cuerdas, dando paso a instrumentos que hoy forman parte del folclore como el tiple,-el cinco, el cinco y medio, el seis, el cuatro y el cuatro y medio.
Es a lo largo del s. XIX cuando se puede empezar a hablar de una guitarra culta, clásica o académica. Hasta el momento se había utilizado como un instrumento acompañante que se aprendía principalmente de oído, o en su defecto su enseñanza se realizaba de manera empírica. No se han encontrado hasta la fecha datos o documentos relativos a la enseñanza sis temática de la guitarra, ni tampoco referentes a alguna clase de repertorio que requiera una sólida técnica de ejecución. Hacia 1835 Tomás Antero, el primer editor de música en Venezuela, publicó en Caracas un método titulado Nuevo método de guitarra o lira, en que se hallan comprendidos principios fundamentales de música teórica práctica de la guitarra en toda la extensión de este instrumento y una colección de canciones y dúos del mejor gusto. En líneas generales el método es de gran interés, ya que refleja el sólido conocimiento que el autor tenía del instrumento, ofrece un desarrollo gradual y metodológico de la técnica e incluye una serie de breves obras que abarcan desde fragmentos de óperas hasta sencillos valses venezolanos. En el método no se señala la fecha exacta de la edición y el autor del texto utilizó el seudónimo “Caballero de”. Se piensa que su autor puede haber sido el compositor y violinista Toribio Segura, quien en 1838 publicó en la imprenta de Antero algunos números de una revista musical titulada La Mecha. Además de las que aparecen en el Nuevo método de guitarra o lira, las primeras partituras encontradas para este instrumento son del compositor José María Osorio, nacido en Caracas y establecido en Mérida. Estas obras, publicadas en 1846 por el autor en su periódico El Iris, son: Canción para el 5 de julio del año 1846, para pianoforte, guitarra y voz, y La reconquista, para voz y guitarra. Estas obras, en especial la primera, refleja claramente el sólido conocimiento que tenía el compositor del instrumento. En la segunda mitad del s. XIX otros compositores también escribieron obras que incluían la guitarra, como es el caso de Carlos María Montero. A todo esto es importante agregar que en diversos archivos musicales de finales del s. XIX se han encontrado varios métodos de guitarra, incluyendo antiguas ediciones de los métodos de Dionisio Aguado y Femando Carulli.
En 1882 nació en Caracas el maestro Raúl Borges, a quien se considerael padre del movimiento guitarrístico venezolano del s. XX. A los veinte años emprendió con seriedad y de manera autodidacta el estudio de la guitarra, siguiendo el Método completo de guitarra de Femando Carulli, así como el Nuevo método de guitarra 0 lira mencionado anteriormente. En septiembre de 1932 fundó y presidió la cátedra de Guitarra del Conservatorio de Música y Declamación de la Academia Nacional de Bellas Artes de Caracas, una de las primeras cátedras de Guitarra fundadas en Latinoamérica.Entre sus alumnos de mayor relieve figuran Antonio Lauro, Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Manuel Enrique Pérez Díaz, Rómulo Lazarde, Flaminia Montenegro de De Sola, Froila de Pacanins, José Rafael Cisneros, Freddy Reyna y Antonio Ochoa. Una nueva generación de talentosos instrumentistas y pedagogos está empezando a llevar las riendas del movimiento guitarrístico venezolano. Artistas como Álvaro Álvarez, Luis Zea, Arnrando Cisneros, Jorge Guillén, David de los Reyes, Femández Iznaola, Lorenzo Camejo, Luis Quintero, José Luis Presa, Alfonso Montes, Alejandro Vásquez, Francisco Zapata, Eduardo González, Alberto Espinoza, Efraín Silva, Darío González, Aldo Lagrutta, Daniel Marchán, Juan Bautista Ramírez, Bartolomé Díaz y Claudio Parra son destacados intérpretes del panorama guitarrístico intemacional.