Guitarra. Uruguay.
Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana. 1999–2002.
por María Leonor Ilarraz
Es el instrumento musical más común en el país, gozando de preferencia tanto en el ámbito tradicional como en el académico. Su presencia temprana en la sociedad uruguaya es consecuencia del asentamiento continuado de españoles desde la época colonial. Morfológicamente, la guitarra de uso tradicional mantiene las características de la guitarra española sin modificaciones regionales ni creación de instrumentos derivados como ocurrió en otros países latinoamericanos. Los primeros instrumentos probablemente llegaron en manos de los propios ejecutantes; más adelante se introdujeron por la vía del comercio y lentamente fueron surgiendo fabricantes locales más o menos hábiles, pero que siempre se ciñeron a la forma y dimensiones del modelo español. En los documentos probatorios de su larga historia en el país aparecen los nombres de tiple, vihuela o vigüela, viola y changango, que inducen a confusión cuando se intenta reconstruir la trayectoria local de este instrumento.
Algunos relatos de viajeros del s. XVIII que informan sobre los instrumentos musicales en la entonces Banda Oriental, mencionan el tiple. Éste era un derivado más pequeño de la guitarra y más agudo, que aparentemente no se acrirylló en el país ya que en épocas posteriores no se registra su nombre. Se supone que arribó junto a su progenitora sin lograr arraigar en el nuevo ambiente. La vihuela no se practicó en Uruguay. Su ciclo ya se había cumplido en la Península cuando surgen las primeras poblaciones estables en suelo uruguayo; por lo tanto es poco probable su presencia, y si llegó algún ejemplar aislado, no pudo incidir en el gusto popular al no estar alimentado por una práctica general en la población hispana que se trasladó al Plata. Sin embargo, su nombre perdura sin que se conozca a ciencia cierta las razones que explican el hecho. Podría tomarse a consideración la opinión de F. Pedrell citada en el artículo sobre la guitarra en el Diccionario de la música Labor: “Mientras la aristocrática vihuela se tañía punteada, se verifica el rasgueo para la popular guitarra”. Estas diferentes técnicas podrían haber marcado diferentes nominaciones en la primera época de la guitarra en el país, diferencias que con el paso del tiempo se fueron borrando pero que dejaron como herencia el nombre del antiguo instrumento español.
El nombre viola aplicado a la guitarra es menos común que el de vihuela. Es probable que llegara a estas tierras la costumbre de algunas naciones europeas de llamar viola a la guitarra. No deja de llamar la atención la similitud con violão, término aplicado a la guitarra en Brasil. A diferencia de otros países americanos, en Uruguay se fabricaron pocas guitarras por vía tradicional. Los instrumentos se traían primero de España; luego aparecen luthiers locales y más adelante casas de comercio especializadas instalaron sus talleres propios, de donde salieron la mayoría de las guitarras que circulan por el país.
La luthería nacional comenzó tempranamente. Ayestarán informa de la presencia de constructores y restauradores en Montevideo desde 1841 exhumando dos valiosos informes de la prensa capitalina. El más antiguo, aparecido en El Nacional de Montevideo el 25 de febrero de 1841, es un aviso: “Agustín Carminal, constructor de pianos y guitarras [quiere decir restaurador] de la calle de San Juan, cerca de la plaza Matriz, advierte a los que hayan traído guitarras a com- poner que vengan a recibirlas, por ausentarse del país”. El segundo es del 17 de diciembre de 1849, apareció en El Comercio del Plata y en él se anuncia: “Rifa de una guitarra hecha en Montevideo, en la cantidad de 50 patacones a un patacón por número, en la calle del Rincón número 240. En la misma casa encontrarán para vender cuerdas romanas superiores para violín y guitarra y música suelta por Aguado y métodos para varios instrumentos”. Desde entonces parte una cadena ininterrumpida de fabricantes de guitarras que llega hasta el presente, donde resaltan los nombres de Perei- ra Velazco, Hilario Barrera, Jose Ballester, Ameijenda y Juan Carlos Santurión. Se conservan valiosos ejemplares salidos de sus manos, la mayoría de los cuales están en pose- sión de músicos de formación académica. Son escasas las que llegaban a los músicos populares; entre ellas goza de fama la que Santurión construyera para Ramón López con la madera de su propio bote.
La práctica de la guitarra, sin diferenciaciones en su primera etapa en Uruguay, con el transcurso del tiempo se bifurcó en las direcciones de la música culta y popular sin que esto signifique una total separación entre ellas. Los numerosos e internacionalmente reconocidos guitarristas que Uruguay tiene dentro y fuera de sus fronteras, la escuela de guitarra que ha creado con igual renombre y los anónimos cultores tradicionales son ramas surgidas de un tronco común con raíces en la época colonial. La corriente culta en la práctica de la guitarra continúa la enseñanza académica de la misma, dándose en ese terreno trabajos de investigación, creación de técnicas nuevas para abordar nuevos lenguajes y algunos ensayos de modificación del instrumento. Los cultores tradicionales de la guitarra, si bien respetaron su estructura física, no hacían lo mismo con la técnica de ejecución. Desde los comienzos de la práctica del instrumento en el país hay una gran libertad en cuanto a afinación, posiciones y técnicas especiales para punteo y rasgueo. La afinación presenta innumerables variantes de acuerdo con la voluntad del músico, las exigencias melódicas o el estado vocal del cantante, que es por regla general el propio ejecutante. Temple o tiemple es el nombre arcaico con que aún llaman a la afinación los guitarristas tradicionales. Lauro Ayestarán recogió durante su investigación seis temples diferentes en la guitarra. La afinación corriente o propia de la guitarra culta actual recibe el nombre de afinación por derecha; los otros temples son: el tiemple del diablo, el por medio piano, por Fa, por Sol y por Mi. Por su parte César Viglietti recoge información sobre cinco afinaciones, coincidiendo en algunas con Ayestarán. Son: temple del diablo, de vigüela, de media vigüela, del piano y de medio piano. Para el temple del piano la afinación sería: primera, cuarta y sexta cuerdas en Re, y el resto en Sol; para el de media vigüela con la tercera bajada en medio tono y la sexta subida un tono, y para el del diablo, la sexta en Re y la quinta en Sol.
La manera de tomar el instrumento es muy variada; unos lo ejecutan colocándolo muy alto, contra el pecho; otros a la altura de su cintura, y otros aún más abajo. Algunos colocan la guitarra muy inclinada, y otros más derecha; hay quienes la ejecutan siempre de pie y hay quienes lo hacen sentados.
La función primera de la guitarra en la Banda Oriental fue acompañar el canto. Los gauchos del s. XVIII son los forjadores de una modalidad de canto acompañado de guitarra de corte marcadamente individual, como correspondía a su carácter soberbio y libre. Desde entonces se va perfilando una tipología de canciones que versan sobre amor, muerte, naturaleza, que llega hasta la actualidad. Debido a que con frecuencia se dio la canción danzada, la guitarra extendió su función de acompañante al baile, aun después de abandonarse el Canto. En fiestas y reuniones, el baile se realizaba con la base musical de una o varias guitarras, especialmente en los ambientes campesinos, hasta el arribo del acordeón, que se impuso con su sonoridad más potente.
El repertorio para la guitarra popular ha variado según las épocas, pudiéndose anotar cielitos, medias cañas, pericones, estilos, cifras, tristes, ausencias, milongas, vidalitas, polkas, mazurkas, chotis, habaneras, valses, rancheras y tangos. La guitarra fue desde siempre el único instrumento que acompañó la payada, contienda cantada que no configura una especie musical diferente sino que adopta la estructura de la cifra 0 milonga. La guitarra, aunque no es el único instrumento popular uruguayo, sí es el símbolo de la música tradicional, ocupando ese lugar desde la época de la independencia en todo el país.