por Miguel Alcázar (en «Obra completa para guitarra de Manuel M. Ponce», México: Conaculta, 2000, 18–23)
Escrita a mediados de 1923 y a petición de Andrés Segovia, esta obra da inicio a la producción de sonatas para guitarra durante el siglo XX. En ella, Ponce emplea un lenguaje cercano al impresionismo en sus cuatro movimientos, lo que no es de extrañar, ya que desde años atrás Ponce conocía la obra de Debussy, según lo demuestra su Scherzino, compuesto para piano en 1912, en el estilo de Debussy y dedicado a él; e incluso sus alumnos de piano, entre los que figuraba Carlos Chávez, tocaron un recital completo en junio de ese mismo año, con obras del compositor francés. El único manuscrito existente de esta obra fue copiado por el propio Segovia, en tinta azul, y lleva anotadas sus digitaciones para la mano izquierda. El manuscrito original de Ponce fue destruido en 1936 en Barcelona, durante la Guerra Civil Española.
La sonata comienza con un Allegro moderato escrito en La mayor y en 2/4, con la anotación humorístico debajo del primer compás, pero en lugar de dar comienzo sobre el acorde de La mayor, empieza con un acorde de séptima menor sobre Si, empleando Ponce su ingenio musical para no llegar al acorde de La mayor hasta el compás 131, doce sompases antes del final de este primer movimiento, que se caracteriza por una sutil y deliciosa indefinición tonal que privará a lo largo de toda la obra. El primer tema está basado en un sencillo motivo en corcheas que aparece en los dos primeros compases y que es muy similar al tema del villancico Salve, niño hermoso, procedente de Guanajuato. En el segundo tema, Ponce emplea un equívoco rítmico, al hacer una síncopa antes del tiempo fuerte del compás. Su desarrollo está basado enteramente en el primer tema, siendo más bien corto y recordándonos los desarrollos escritos por Debussy en sus últimas sonatas. En la reexposición, que sigue los lineamientos de la forma sonata, he omitido los sonidos armónicos que aparecen en el manuscrito de Segovia para el segundo tema, por considerar que no van de acuerdo con el carácter del mismo, suposición que me fue confirmada recientemente al oír la grabación de esta obra hecha por Segovia en Madrid en julio de 1962, y en la cual él mismo no los toca; tampoco aparecen en el manuscrito los rasgueados que añade en la grabación.
En el segundo movimiento, Andantino affettuosso, escrito en Re mayor y en 5/8, otra innovación en la literatura guitarrística, aparece un acorde equivocado en el primer tiempo del segundo compás, según la edición publicada en 1967 por Peer International Corporaton, editada por Carlos Vázquez y revisada y digitada por Manuel López Ramos. Después de haber platicado con él, y de que me asegurara que él no había hecho cambios para la edición y respetando incluso, dentro de lo posible, la digitación de Segovia, llegué a la conclusión de que eso se debió, probablemente, a un error del copista, ya que en el manuscrito aparecen dos sostenidos juntos, para el Fa y el La, mismo que el copista debe haber subido por error al La y el Si, resultando un interesante acorde basado en la escala por tonos, pero que no corresponde a lo escrito por Ponce. En su grabación, Segovia también hace cambios en los compases 2 y 3, simplificando el acorde equivocado de la edición de Peer, pero agregando el Si sostenido, bajando una octava el acorde inicial del tercer compás, así como el Sol sostenido que le sigue e ignorando también los sonidos armónicos de su propio manuscrito, que sí aparecen en la edición de 1967. En este movimiento Ponce hace gala nuevamente de su habilidad armónica, usando una escala cromática ascendente y descendente en el bajo, donde el acorde de Re mayor no aparece hasta el final, después de un silencio de todo un compás que hace las veces de cadencia silenciosa y que Segovia omite en su grabación, puesto que cambia todo el final, amén de otros cambios, cuya enumeración resultaría prolija.
El tercer movimiento, Allegretto, quasi serenta, fue la primera pieza escrita por Ponce para la guitarra y resultado de su primera entrevista con Segovia, quien al saber que Ponce era compositor le pidió que escribiera algo para su instrumento. El resultado fue este pequeño trozo que, después de contar con la aprobación de Segovia, fue seguido de los otros movimientos que integran la sonata. Escrito en 3/8 y en La menor, viene a tener un cierto parentesco con La sérénade interrompue de Debussy. Ambos están escritos en 3/8, con un movimiento continuo en dobles corcheas, tienen una línea cantabile en octavos, un ambiente de serenata y una atmósfera armónica similar; excepto que Ponce, al final, en lugar de interrumpir la serenata, hace una cita de Vamos a tomar atole, que es un fragmento del Jarabe Tapatío, como propiciando de manera simbólica el inicio de la amistad con Segovia. El manuscrito que he empleado para este movimiento es el original de Ponce, el cual difiere, en más de un aspecto, como podrá verse, del manuscrito de Segovia usado para la publicación de Peer.
En el último movimiento, Allegretto un poco vivace, Ponce regresa a la tonalidad de La mayor, sirviéndose de la forma rondó, y en el tema principal emplea un motivo derivado del primer tema del primer movimiento, aunque esta vez sí lo inicia con el acorde de La mayor. Posteriormente, en el segundo episodio, hace una cita textual de este tema, lo que viene a darle un carácter cíclico a esta obra. La coda está construida con una serie de acordes paralelos, sobre un pedal de dominante, procedimiento empleado por Ponce en algunas de sus obras posteriores, como el final del desarrollo del primer tiempo de la Sonatina o el final del Homenaje a Tárrega. En este último movimiento he suprimido los sonidos armónicos puestos por Segovia en la reaparición del tema principal, así como las indicaciones del rasgueado, que también fueron omitidas por Manuel López Ramos en la edición de 1967.
Resulta curioso que en la década de los años setenta, de acuerdo a varios programas publicados en el segundo volumen del interesante libro de Graham Wade y Gerard Garno A New Look at Segovia. His Life & His Music (Pacific, MO: Mel Bay Publications, 1997) Segovia estuvo tocando esta sonata, pero excluyendo el tercer movimiento y dándole títulos programáticos ‑práctica muy de su agrado- a los tres tiempos restantes. Así, el primer tiempo fue bautizado: Bailecito del rebozo; el segundo: Lo que sueña el ahuehuete; y el cuarto: Ritmos y cantos aztecas.
Segovia quedó satisfecho con este primer opus guitarrístico de Ponce, y su estreno tuvo lugar en Madrid el mismo año de su composición, de acuerdo a una carta sin fecha y sólo con la anotación 1923, en la que Segovia todavía le hablaba de usted a Ponce:
Además me complazco en aprovechar la ocasión de haber tocado recientemente en Madrid su bella Sonata, con aplauso del público, asentimiento de la crítica y admiración efusiva de los músicos. Le mando a Usted prueba de las tres cosas: el público me la ha pedido de nuevo, los críticos la han alabado sin pedantería ni restricciones, y como ejemplo del gusto de los músicos le citaré el de Falla, ante el cual toqué el andante y el final, sin precederlos del nombre del autor, y estaba verdaderamente encantado. Su contento no disminuyó cuando supo que era de Usted y cuando le añadí que Usted sentía por él grande y justa admiración. El motivo de no haberla incluido en mis programas antes, (ya que ha pasado no me importa decírselo) ha sido porque en uno de mis viajes perdí una maleta llena de música y libros y no la he recuperado hasta hace días. Ni guardé copia de la Sonata, ya digitada, ni quería fiar de mi memoria habiendo desaparecido los manuscritos. Afortunadamente todo está ya subsanado, y a partir de esta primera audición madrileña, seguirá siendo una de las obras preferidas del repertorio. Pero no crea Usted que quiero limitarme a la Sonata y a la ingeniosa Valentina. Vuelvo a Usted para solicitar más cosas, porque todas son necesarias para mis numerosos conciertos y en todos quiero ver su nombre.