La relevancia de Mario Castelnuovo-Tedesco
por Graham Wade, 1995 (traducido de http://www.egta.co.uk/content/ct/)
En el año del centenario del nacimiento de Mario Castelnuovo-Tedesco, es apropiado refrescar nuestra memoria en relación a su logros más significativos y evaluar nuestra propia relación con la música. Con la obra de Castelnuovo-Tedesco redescubrimos un nuevo sentido del liricismo de la guitarra y un retorno al impresionismo post-romántico italiano de la primera mitad del siglo XX, tan próximo a conceptos similares en la cultura española. En términos de la historia de la guitarra, él está en un punto crucial, proveyendo de obras sustanciales para recitales en un momento en que había demasiado poco, a través del estímulo de Andrés Segovia, entrando en la legendaria hermandad de aquellos que enriquecieron el repertorio de la guitarra del siglo XX. Sin un conocimiento de la contribución del este compositor, nuestra conciencia de la evolución de la guitarra en este siglo continuaría siendo rudimentaria.
Para muchos profesores de guitarra Castelnuovo-Tedesco puede parecer irrelevante en el quehacer diario de mejorar el nivel de sus alumnos. No fue un compositor esencialmente pedagógico a la manera de Leo Brouwer o aún Heitor Villa-Lobos, que brindaron estudios para dedos de diversas capacidades. Lo más cerca que estuvo de esto fue en uno de sus últimos esfuerzos para guitarra, Appunti, preludi e studi per chitarra, op. 210. Ruggero Chiesa escribió este prefacio a su edición:
Cuando invité a Mario Castelnuovo-Tedesco a componer algunas piezas para la guitarra en la primavera de 1967, tomó la propuesta con mucho entusiasmo. Tendría mediana dificultad y estaría dirigido a intérpretes jóvenes. La idea le dio la oportunidad de realizar un plan que había tenido en mente desde hacía algún tiempo y de inmediato se puso a componer Appunti, un opus dividido en cuatro partes o libros, cada uno conteniendo o desarrollando un criterio o técnica musical específica: Libro 1, ‘Intervalos’, Libro 2, ‘Ritmo’, Libro 3, ‘Figuraciones’, Libro 4, ‘Seis estudios en composición serial’.
Desafortunadamente, debido a la muerte del compositor, esta importante obra en el ámbito de la música para guitarra no fue concluída, sólo los primeros dos libros fueron terminados, además de dos piezas del tercero y bocetos de los tres estudios seriales.[1]
Castelnuovo-Tedesco colaboró con Chiesa en el primer libro en términos de «digitación y revisión» solamente, pero observaciones «sobre el otro material llegaron demasiado tarde»: «Estas eran bastante numerosas y hubiesen involucrado modificaciones para alinear las piezas más a las posibilidades técnicas del instrumento.»
Ronald Purcell, alumno del maestro, me informó que algunas correcciones fueron realizadas, pero estas eran sólo menores. En vista de esto he llegado a la conclusión de que lo mejor sería agregar las digitaciones a las piezas que no requieran alteraciones mayores, dejando la responsabilidad de los cambios en las otras piezas a los ejecutantes. Esto parece la única manera de no traicionar las intenciones originales del compositor a quien los guitarristas deben mucha de su literatura básica.[2]
El prólogo a la edición de Angelo Gilardino’s de Platero y yo, op. 190, para narrador y guitarra, contiene un mensaje similar:
Cualquier guitarrista que quiera ejecturar estas composiciones tendrá que realizar cambios apropiados en alguno detalles, a fin de adecuar estas partituras a su ejecución: este problema será recompensado con la certeza única de haber sido capaz de trabajar con el texto original, que, a fin de ser comprendido, requiere una cuidadosa evaluacion entre la adherencia y la identificación de relaciones entre el texto musical y literario.[3]
Este ejercicio no debe ser demasiado pedir para los ejecutantes, aunque los profesores pueden ser menos proclives a preparar sus propias ediciones a partir de los manuscritos imcompletos del compositor. Los alumnos, ya con varias presiones encima, pueden ser contrarios a este tipo de trabajo, posiblemente prefiriendo el placer de crear sus propias transcripciones de Albéniz o Granados a las delicadas elecciones que deben realizar al jugar con el texto del compositor. (A propósito, por alguna razón, aparte de las grabaciones de Segovia y su ejecución en concierto de diez de las piezas de Platero y yo, muy pocos guitarristas tocan esta obra, aparentemente prefiriendo la bien editada suite Platero y yo de Eduardo Sainz de la Maza.[4])
Un ejemplo interesante de pericia editorial es la edición de Gilardino de los 24 Caprichos de Goya, op. 195, recientemente grabados por Lily Afshar (en el CD Summit DCD 167, lanzado en 1994). Castelnuovo-Tedesco murió antes de que las revisiones de Gilardino estuvieran completas. Para el editor esto creo un dilema porque no podía imprimir correcciones no autorizadas por el compositor:
Por un lado, el deseo público del músico de que sus obras fueran publicadas con un glosario instrumental exhaustivo invalidó desde el vamos todos los planes de hacer circular una edición con el manuscrito en crudo; por otra parte, la ausencia de una autoridad (que podía provenir sólo del autor) para aprobar mis revisiones, anularon cualquier plan de imponerlas a los lectores.
Actuando junto a la editorial y con la señora Clara Castelnuovo-Tedesco, la viuda del compositor, decidí hacer imprimir el original en un pentagrama básico (con el agregado de meras tiras de papel) dejando que un pentagrama paralelo adicional proveyera mi propia elaboración del texto, cuando fuera necesario.
[5]
En consecuencia, cuando uno escucha una grabación de esta obra con la partitura en mano, es fascinante ver cuál versión elige el ejecutante, o el Urtext, las correcciones sugeridas, o tal vez otra solución a discreción del ejecutante.
Las obras tratadas hasta aquí fueron compuestas algunos años después de que Castenuovo-Tedesco comenzara a escribir para la guitarra. Para esta época ya estaba acostumbrado a los procesos de atención editorial esencial antes de que su música pudiera adaptarse con naturalidad a un instrumento que él mismo no tocaba. El compositor proveía de la inspiración musical y los ejectantes luego editaban la obra para él. En ediciones posteriores de Bèrben (como en Platero y yo), es fascinante ver cuán lejos puede estar el compositor de las capacidades reales del instrumento al presentar ideas que en ellas mismas están muy en sintonía con la naturaleza lírica de la guitarra.
Castelnuovo-Tedesco se interesó en escribir para la guitarra luego de encontrarse con Segovia en el Festival Internacional de la Músia, en Venecia (1932). Segovia había viajado a Venecia con Manuel de Falla para disfrutar de unas cortas vacaciones. Falla estaba allí para presenciar el estreno de El retablo de Maese Pedro, y el Primer quinteto para piano (1932) de Castelnuovo-Tedesco también debutaría.
En el último día del festival, Segovia, por casualidad, encontró que estaba viajando en el mismo vaporetto (el ferry que trasporta a los habitantes de la ciudad de un lugar a otro) que Clara Castelnuovo-Tedeso, la mujer del compositor. Segovia le habló de su profundo deseo de que Mario escribiera para la guitarra, pidiéndole a Clara que intertediera por él. Como era de esperar, a su regresoa su hogar en Usigliano, Castelnuovo-Tedesco escribió a Segovia sobre su deseo de escribir algo, pero explicando que ni conocía el instrumento ni tenía la más remota idea de cómo componer para él. En su respuesta Segovia le envió dos piezas que demostraban las posibilidades de la guitarra, las Variaciones sobre un tema de Mozart, op. 9 de Sor, y las Variaciones sobre folía de España y Fuga de Ponce.[6]
Así comenzó una notable relación entre el compositor y el artirsta que produciría muchas contribuciones significativas para el repertorio. Castelnuovo-Tedesco continuaría escribiendo para la guitarra entre 1932 y 1967, proveyendo de copiosas obras sustanciales para la guitarra, incluyendo conciertos, música de cámara, una pieza para flauta y guitarra, coro y guitarra, y dúos de guitarra, así como muchos solos. Su primer fruto para Segovia fue Variations à travers les siècles (Schott 1932; GA 137). Esta composición, dividida en seis variaciones, Chaconne, Preludio, Walzer I, Walzer II, Tempo del Walzer I, and Fox-Trot, es una obra ejemplar en el desarrollo de estilos apropiados. Incluye una Chaconne y Preludio en el estilo de Bach, valses reminiscentes de Schubert, y u nfox-trot que recuerda los ritmos de danza y jazz. Al recibir la obra, Segovia respondió en una carta a Castelnuovo-Tedesco diciendo, ‘Es la primera vez que he dado con un músico que comprende inmediatamente cómo escribir para la guitarra.’[7]
El 3 de abril de 1934, Segovia viajó a Florencia para estrenar en Italia Variations à travers les siècles, junto con la primera ejecución de la Sonatina meridional de Ponce. Según Corazón Otero, luego de este evento Segovia solicitó por primera vez al compositor escribir ‘una obra importante, una sonata en cuatro movimientos’.[8] Castelnuovo-Tedesco se puso a componer su Sonata (Omaggio a Boccherini), op. 77. Esta obra fue estrenada por Segovia en su recital en París de junio de 1935, en el mismo recital en que estrenó su arreglo de la Chaconne de Bach (de la Partita en Re menor, BSV 1004). La Sonata, op. 77 fue publicada por Schott ese mismo año.
Esto fue seguido en 1935 por el Capriccio Diabolico (Omaggio a Paganini), op. 85 (Milan: Ricordi, 1939), que homenajeaba tanto a Paganini, el legendario violinista, como a Segovia, el Paganini contemporáneo de la guitarra. El siguiente año vio la composición de la Tarantella, op.87a (Ricordi, 1939), y Aranci in fiori (‘Naranjos en flor’), op. 87b. Aunque editado por Segovia, la última fue dedicada a Aldo Bruzzichelli, un amigo cercano del compositor. Cuando el hijo de Bruzzichelli se enfermó de gripe, Castelnuovo-Tedesco le traía naranjas, consideradas una de las mejores curas para la aflicción, de ahí el título. Bruzzichelli luego fue editor en Florencia (una de sus publicaciones fue El polifemo de oro (1963) de Reginald Smith Brindle) y luego fue el destinatario de la dedicación de Platero y yo, op. 190.[9]
En 1937, luego de un recital de Segovia en Génova, un crítico escribió que Segovia sería ‘un gran artista aún si tocara J’ai du bon tabac’, que era, más o menos, el equivalente al Arroz con leche. Segovia se quejó a Castelnuovo-Tedesco acerca de las deficiencias de los críticos. En respuesta el compositor escribió Variations plaisantes sur un petit air populaire, op. 95, J’ai du bon tabac (1937, publicado por Bèrben) y lo envió al crítico. Los movimientos fueron encabezados con palabras apropiadamente expresivas como ‘estornudando’, ‘quejándose y sacudiéndose’, ‘petulante y engreído’, ‘quejoso y monótono’ y ‘bastante agitado’, con una fuga final titulada ‘L’inévitable Fugue’.[10]
Durante las fiestas navideñas de 1938, Segovia visitó a Castelnuovo-Tedesco en Florencia. El compositor, ancioso sobre los sucesos en Europa, estaba pensando mudarse a Estados Unidos pero aún no lo había decidido. Segovia lo alentó sobre las posibilidades de una nueva vida para el compositor. Como gesto de gratitud, Castelnuovo-Tedesco comenzó a trabajar en un concierto para guitarra, que finalizó en el verano de 1939.[11] El resultado fue una obra refrescante que ha sido popular desde aquel entonces, especialmente en términos de grabaciones. El vocabulario de los tres movimientos es tradicional, como uno puede esperar, sin embarto intenta un balance entre la guitarra y la orquesta que es innovador e imaginativo. De interés particular son las expresivas cadencias, hechas a medida de Segovia para impresionar a la audiencia con su innato liricismo guitarrístico. La obra fue estrenada en Montevideo el 28 de noviembre de 1939. Segovia la tocó en muchas oportunidades durante las siguientes décadas y grabó el concierto el 12 y 12 de julio de 1949 con la New London Orchestra dirigida por Alec Sherman. Fue publicado primero como una serie de discos de 78 rpm en Columbia LX-1404–1406 (1951), y que se combinaron en un LP (Columbia 33CX 1020). The Gramophone, en su crítica de la grabación en August, 1951, comentaba lo siguiente:
Este nuevo concierto abre con una melodía fascinante que es la mejor parte de la obra. El resto es muy liviano, fácil de escuchar y melodioso, pero el placentero tener este vehículo romántico para mostrar el arte mágico de Segovia. Comienza el movimiento lento solo con un sabor napolitano y toca tan hermosamente que me molestó la intrusión de la orquesta. Pruebe este vino liviano: está bien embotellado y es propicio para una noche de verano.[12]
Desde el punto de vista de Segovia, aún habría varias excelentes obras por venir. El Rondò, op. 129 (escrito en 1946 y publicado por Schott, GA 168), y la Suite, op. 133 (1947, Schott, GA 169), fueron dos obras virtuosísticas, que por alguna razón no son conocidas. Más populares son el Quintetto, op. 143, para guitarra y cuerdas (1950, Schott, GA 198) y la Fantasia, op. 145, para guitarra y piano (1950, Schott, GA 170), escritas para Segovia y su segunda esposa, la pianista Paquita Madriguera. También destinadas quedar un poco en el camino fueron su composición Serenade, op. 118, para guitarra y orquesta y su Concerto no. 2, op. 60, para guitarra y orquesta, escrito en 1953 y publicado por Schott (GA 240) una década más tarde, en 1968). Todo lo que quedaría para Segovia después de esto, aparte de Platero y yo, fue la magnífica Tonadilla, op. 170 no. 5, sobre el nombre de Segovia, escrita en 1954 (Schott, GA 191).
From the mid-1950s onwards Castelnuovo-Tedesco was even more amazingly prolific for the guitar, with nearly forty opus numbers of guitar music, some of them extended collections of pieces. But he now chose to dedicate solo pieces to a wide variety of personalities including Siegfried Behrend, Bruno Tonazzi, Mario Gangi, Christopher Parkening, Rey de la Torre, Oscar Ghiglia, Hector García, Ronald (and Henry) Purcell, Alirio Diaz, Ernesto Bitetti, Manuel López Ramos, Ruggero Chiesa, Laurindo Almeida, Jiro Mitsuda, Angelo Gilardino, etc.
Among other distinguished works of the post-war years are Romancero gitano, op. 152, for guitar and vocal quartet (1951) (Verlag Bote & Bock, ed. Behrend); Concerto in E major, op. 201, for two guitars and orchestra (premiered by Presti–Lagoya in Toronto in 1962, the year of its composition); Sonatina, op. 205, for flute and guitar (1965), dedicated to Werner Tripp and Konrad Ragossnig (Max Eschig, 1969); the remarkable Les guitares bien temperées, op. 199 – 24 Preludes and Fugues for two guitars, dedicated to Ida Presti and Alexandre Lagoya (1962, published in 1974 by Aldo Bruzzichelli, ed. Evangelos & Lisa); and, rarely performed, The Divan of Moses-Ibn-Ezra, op. 207, for voice and guitar (Bèrben).
The massive variety, the high seriousness of his approach to the guitar as an expressive medium indispensable in so many musical contexts, and his profound melodic genius indicate the presence of a composer unique in the annals of twentieth-century guitar. The division of his work between writing a substantial amount for Segovia and later dedicating music to so many other leading performers is fascinating. This divide surely enabled him to develop with a unique richness and complexity that would otherwise have been restricted. His imagination in terms of the guitar’s possibilities was boundless and he explored every avenue.
Julian Bream has just recorded Castelnuovo-Tedesco’s Sonata (Omaggio a Boccherini), op. 77. It is expected that this interpretation of the composer’s finest solo work, from an artist whose sense of romantic lyricism is unmatched by any other guitarist, will revive interest in Castelnuovo-Tedesco’s art. Neo-romanticism is now very much in vogue. A return to a deep appreciation and enjoyment of the musical values and inspiration of the Italian maestro could well be the harvest of this centenary year.
Notes
- Ruggero Chiesa, Preface to Mario Castelnuovo-Tedesco, Appunti, Preludi e Studi per Chitarra, vols. 1–4 (Milan: Suvini Zerboni, 1968).
- Ibid. Preface.
- Angelo Gilardino, Preface to Mario Castelnuovo-Tedesco, Platero y yo, for narrator and guitar, op. 190, vols. 1–4 (Ancona/Milan: Bèrben, 1973).
- Eduardo Sainz de la Maza, Platero y yo (Madrid: Union Musical Española, 1972).
- Angelo Gilardino, Foreword to Mario Castelnuovo-Tedesco, 24 Caprichos de Goya, op.195, vols. 1–4 (Ancona/Milan: Bèrben).
- Corazón Otero, Mario Castelnuovo-Tedesco, su vida y su obra para guitarra (Ediciones Musicales Yolotl, l987), p 48.
- Ibid. p 49.
- Ibid.
- The information concerning Aldo Bruzzichelli was kindly provided by Angelo Gilardino.
- Corazón Otero, Mario Castelnuovo-Tedesco, p 59.
- Ibid. pp 66–67.
- The Gramophone, vol. XXIX, no. 339 (August 1951), p 53.
Copyright © 1995 by Graham Wade
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- «Arise» from Shakespeare Songs, Book VI, no. 2, Op. 24/5 (1965), arranged for voice and guitar
- «Seals of Love» from Shakespeare Songs, Second Series, Book I, No. 2, Op. 24/6 (1965), arranged for voice and guitar
- Variazioni attraverso i secoli (Variations à travers les siècles), Op. 71 (1932)
- La Ermita di San Simon, Op. 75/2 (1934), arranged for voice and guitar (1962)
- Romances Viejos, II series, No. 2″, Op. 75/3 (1935), arranged for voice and guitar (1962)
- Sonata (Omaggio a Boccherini), Op. 77 (1934)
- Capriccio diabolico (Homage to Paganini), Op. 85 (1935)
- Tarantella, Op. 87a (1936)
- Aranci in fiore, Op. 87b (1936)
- Variations plaisantes sur un petit air populaire (J’ai du bon tabac, Op. 95 (1937)
- Rondò pour guitare seule, Op. 129 (1946)
- Suite pour guitare seule, Op. 133 (1947)
- Fantasia pour guitare et piano, Op. 145 (1950)
- Romancero gitano. Poetry by Federico Garcia Lorca, Op. 152 (1951)
- From the set of Greeting Cards, Op. 170[15]
- Tonadilla sur le nom de Andrès Segovia, Op. 170/5 (1954)
- Rondel über den Namen Siegfried Behrend, Op. 170/6 (1954)
- Preludio in forma di habanera sul nome di Bruno Tonazzi, Op. 170/7 (1954)
- Tanka (Japanese Song) on the name of Isao Takahashi, Op. 170/10 (1955)
- Ninna Nanna, a Lullaby for Eugene, Op. 170/14 (1957)
- Canto delle Azzorre sul nome di Enos, Op. 170/15 (1958)
- Canzone Siciliana sul nome di Mario Gangi, Op. 170/33 (1962)
- Ballatella on the name of Christopher Parkening, Op. 170/34 (1963)
- Sarabande on the name of Rey de la Torre, Op. 170/36 (1964)
- Romanza sul nome di Oscar Ghiglia, Op. 170/37 (1964)
- Fantasia sul nome di Ronald e Henry Purcell, Op. 170/38 (1966)
- Canción Cubana on the name of Hector Garcia, Op. 170/39 (1965)
- Canción Venezuelana sul nome di Alirio Diaz, Op. 170/40 (1966)
- Canción Argentina sul nome di Ernesto Bitetti, Op. 170/41 (1966)
- Estudio sul nome di Manuel López Ramos, Op. 170/42 (1966)
- Aria da chiesa sul nome di Ruggero Chiesa, Op. 170/43 (1967)
- Brasileria sul nome di Laurindo Almeida, Op. 170/44 (1967)
- Japanese Print on the Name Jiro Matsuda, Op. 170/46 (1967)
- Volo d’Angeli sul nome di Angelo Gilardino, Op. 170/47 (1967)
- Canzone Calabrese sul nome di Ernest Calabria, Op. 170/48 (1967)
- Tarantella campana sul nome di Eugene di Novi, Op. 170/50 (1967)
- Tre Preludi mediterranei, Op. 176 (1955)
- Escarraman: A Suite of Spanish Dances from the XVI Century (after Cervantes), Op. 177 (1955)
- Passacaglia (Omaggio a Roncalli), Op. 180 (1956)
- Vogelweide: ein Lieder-Cyklus für Bariton und Gitarre (oder Klavier), Op. 186 (1959)
- Platero y yo para narrador y guitarra, Op. 190 (1960), text by Juan Ramón Jiménez)
- Tre preludi al Circeo, Op. 194 (1961)
- 24 caprichos de Goya, Op. 195 (1961)
- Sonatina, pour flute et guitare, Op. 205 (1965)
- Eclogues, for flute, English horn and guitar, Op. 206 (1965)
- The Divan of Moses-Ibn-Ezra (1055–1135): a cycle of songs for voice and guitar, Op. 207 (1966)
- Appunti, Preludi e studi per chitarra, Op. 210 (1967–1968) [incomplete]